sábado, 5 de septiembre de 2009

Para Reflexionar sobre nuestra Profesión.... El Parto es Nuestro.


Excelente corto de Iciar Bollain, donde se puede ver con claridad la deshumanizacion del parto que sufren las mujeres en los grandes hospitales.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Beneficios del Parto en el Agua

Reportaje Dr. Michael Odent (Revista Viva) .... El Buen Nacer


Michel Odent es un obstetra francés que fue pionero del parto acuático y humanizado en los años '70. En esta entrevista, cuenta cuánto queda por hacer.

Michel Odent, obstetra francés, fue quien introdujo la concepción de parto como en casa que, en la actualidad, se extiende en las casas de nacimiento: ámbitos que propician el respeto por la intimidad de la madre y el recién nacido. Su eco-obstetricia nació en los '70 en la Maternidad del Hospital Pithieviers, Francia, el día que tomó en cuenta la necesidad que tenían las parturientas de estar en contacto con el agua. La instalación en esa maternidad de una precaria piscina facilitó la propagación del parto acuático en el mundo. Hoy, se estima que lo practican millones de mujeres.

Feroz crítico de la "industrialización" del nacimiento, respetuoso de las leyes de la naturaleza, explorador de culturas, Odent considera que el buen nacer es un camino seguro hacia una sociedad menos violenta. Parir humanamente equivale, para este médico de 73 años, a "dejar en libertad a la mamífera".

Estuvo en la Argentina para dictar un seminario en la Facultad de Medicina de la UBA y presentar su libro Ecología prenatal, editado aquí por la Fundación Creavida.

¿Por qué habla de 'violencia' al interferir entre la mamá y el recién nacido?
Esa pregunta nos remonta al homo superdepredador que necesitó levantar un muro entre él y el reino animal y vegetal, expulsándose de la Madre Tierra, dominándola para la supervivencia de la especie. Cuanto más desarrolladas las sociedades, más necesitaron de la violencia y, como contraparte, de un mayor control sobre la capacidad de amar. De generación en generación, a través de millones de años, se puede vislumbrar la forma en que evolucionó el control de los nacimientos por parte de la cultura, de las creencias y de los rituales, con el fin de anular esa capacidad de amar.

¿Por ejemplo?
El mito del 'mal calostro' el peligro del contacto cara a cara y los rituales de cortar el cordón umbilical y de lavar al bebé inmediatamente después de nacer. Todas las sociedades han intercedido en el vínculo naciente entre la madre y el bebé. Pero la nuestra llegó a su punto máximo cuando puso a la mujer de espaldas haciendo del nacer un dogma y de la cesárea un método.

¿A qué se refiere el título de su libro 'Ecología prenatal'?
Se trata de una nueva línea de investigación que está atenta con qué pasa en el cuerpo de la mujer durante la preconcepción. Nos preocupamos por los efectos indelebles de los contaminantes intrauterinos, contaminantes como los pesticidas, generados por el hombre. Venimos trabajando con programas de alimentación como el Método Acordeón -una dieta desintoxicante para antes de la concepción- que desarrollé para eliminar esas sustancias químicas solubles en grasas que se alojan en el organismo y significan una amenaza para la salud de nuestros niños, tanto para el desarrollo neurológico y dentario como por la vulnerabilidad que producen en el sistema genital masculino.

¿Qué lugar ocupa la lactancia en esa profilaxis?
Las ventajas de la lactancia pesan más que los riesgos, asociados también con la contaminación de la leche. Por eso considero a la 'ecología del útero' como la rama más vital dentro de la ecología humana. Los sistemas de salud pública deberían estar muy atentos a estas cuestiones, como lo están a los sistemas de la agricultura y ganadería. Para nosotros, la ecología del útero es tan importante como la ecología del campo. Aunque prevalecen los cuidados prenatales convencionales.

¿Qué le objeta a esos cuidados?
Una embarazada hace sus consultas dentro del sistema de chequeos médicos y se va llena de miedos, incluso pánico. "Su placenta está baja", "su peso es excesivo", "su presión arterial es muy alta o baja", "está anémica", "puede tener pérdidas porque la tasa de plaquetas es muy baja", "como no parió ayer, hoy vamos a inducir el parto".

¿Cuál es el objetivo del "cuidado prenatal"?
Detectar anomalías y patologías. Una vez alteradas las leyes naturales, se va en busca de las anomalías. ¡Para curarlas! Este 'cuidado' prenatal orienta el nacimiento hacia la enfermedad.

Pero, ¿los chequeos no son necesarios?
Si, pero los cuidados prenatales pueden ser muy eficaces con un número reducido de consultas. Hacer tantos produce lecturas erróneas.

¿Como cuáles?
Un aumento aislado de la presión arterial es, habitualmente, un buen indicio de la actividad de la placenta, ya que ésta es algo así como el abogado del bebé, que manipula la fisiología de la mamá liberándole mensajes hormonales y pidiéndole que le aporte más sangre al feto. Pero, a la embarazada, se lo presentan como peligro de preeclampsia, que es una enfermedad asociada al aumento de la presión arterial y que produce otras perturbaciones metabólicas. Es absurdo que una embarazada se estrese tomándose la presión a cada rato porque el diagnóstico de preeclampsia se hace con presencia de proteínas en la orina.

¿Y qué pasa cuando algo no está bien?
Hay que ser cuidadosos con esto de las anomalías y normalidades. La medicalización estandariza. Así se le llama a un parto normal cuando el bebé nació por vía vaginal, aunque se le haya administrado a la madre oxitocina sintética (el llamado 'goteo') para dilatar el cuello del útero, aunque se le haya suministrado peridural o utilizado fórceps, o se le haya hecho episiotomía o algún tipo de inyección para facilitar el alumbramiento de la placenta... ¿A todo esto se lo puede llamar normal? A una mujer que tiene la oportunidad de tener al menos diez consultas en donde le informen sobre todos los riesgos que corre, ¿es normal que le resulte feliz el embarazo?

¿Qué hacer, entonces?
En principio, escuchar e ir redescubriendo las necesidades de cada embarazada. Y descartar la palabra 'rutina'. No digo que no se deba visitar al médico antes de dar a luz. Pero hay que separar los cambios fisiológicos que ocurren durante el embarazo, de la fisiología del parto. En nuestra sociedad, tanto las embarazadas como las madres lactantes necesitan mucho apoyo social. Pero las dejan aisladas; y al revés, las parturientas, que necesitan intimidad, no sólo son observadas como atletas a las que se les pide "más y más", sino que hasta son registradas con filmadoras.

¿La intimidad condiciona el parto?
Absolutamente. Cuanto más intimidad tenga la parturienta, más fácil será el parto; no hay alarma, baja la adrenalina, hay producción de oxitocina, hay amor y confianza. El agua... mire, ni siquiera la piscina, tan sólo el sonido del agua es tranquilizador para la parturienta. Y una partera experimentada, que acompañe serena, protegiendo como una madre. Se necesitan casas de nacimiento, donde se respeten estas cuestiones. Lo ideal sería crear 'maternidades de convivencia'. Ellas necesitan socializar y compartir sus experiencias. Es fácil propiciar esto a través del yoga, del canto o la natación. Volver a los ritmos porque ellos están enraizados en la biología. Los sincopados, como el jazz, son un retorno a la vida instintiva, al inconsciente, a ese ecosistema interior en que el corazón de madre e hijo cabalgan de igual forma. Estas experiencias son placenteras, protectoras y valen por mil ecografías... las que, además, nadie asegura que no sean nocivas para el feto.

¿En qué está trabajando hoy?
Estoy estudiando todas las cuestiones orgánicas y linfáticas ligadas a los diferentes episodios de la vida sexual y la reproducción. Incluyo el reflejo de eyección del feto, el de eyección de la leche y el del orgasmo genital. En fin, todo lo que se pueda pensar en ciencia sobre el orgasmo femenino y masculino. El libro se llamará Las autopistas de la trascendencia.

Revista Viva - Salud - 14 de Septiembre de 2008