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Porque en el Marco del II Congreso Interamericano de Obstetrices, realizado en Lima – Perú, en el año 1962, se acordó festejar en esa fecha en los países de Latinoamérica, el Día de la Obstetríz, Obstétrica, Partera, Comadrona, Matrona, coincidentemente con la celebración del día de San Ramón Nonato, considerado patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento
San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el
parto antes de que el niño viese la luz, le hicieron cesárea para que el niño pudiera nacer. Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios. San Pedro Nolasco, el fundador, recibió a Ramón en Barcelona.
Progresó tan rápidamente en virtud que, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de "redentor o rescatador de cautivos". Enviado al norte de África con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los musulmanes, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el gobernador, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte.
San Ramón volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los mahometanos. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se le perforasen los labios con un hierro candente. Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle.![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGZ0JcCt0-uZaneunwdN3wgmRNVojDMV9D-ZC3OWr-PD9azM5vOIs9dRfQ0fjary_P2ffVkiTQ0BzEBQ64pe1ov25xlAOmSZTVteJ4QP72u8f2x6ed0PXzIbX542gJwKzpCDWGmntSrKpK/s200/68300A.jpg)
A su vuelta a España, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor, que no cambió su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente 36 años cuando murió el 31 de agosto de 1240.
San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el
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Progresó tan rápidamente en virtud que, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de "redentor o rescatador de cautivos". Enviado al norte de África con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los musulmanes, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el gobernador, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte.
San Ramón volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los mahometanos. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se le perforasen los labios con un hierro candente. Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle.
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A su vuelta a España, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor, que no cambió su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente 36 años cuando murió el 31 de agosto de 1240.
San Ramón Nonato es el patrono de las embarazadas, las parteras (matronas), y los recién nacidos debido a las circunstancias de su nacimiento. También de personas acusadas con falsedad, y contra la fiebre.
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